Azpeitia, el pueblo del Santuario de Loyola Pueblos

Cuando uno piensa en la localidad guipuzcoana de Azpeitia, lo primero que se viene a la cabeza es el santuario de San Ignacio de Loyola. Pero este pueblo de casi 15.000 habitantes, a poco más de 40 kilómetros de San Sebastián, tiene un atractivo Casco Histórico, en el que se agrupan edificios interesantes como la parroquia de San Sebastián de Soreasu y su Capilla de la Soledad, el Lavadero, la Casa Torre Enparan, la Ermita y el Hospital de la Magdalena, el Palacio Antxieta y la Casa Basozabal, entre otros.

Además, Azpeitia es la sede del Museo Vasco del Ferrocarril y cuenta con una centenaria Plaza de Toros, a la que acuden cada años cientos de aficionados franceses y de todos los puntos de España.

Pero sin duda, el símbolo de Azpeitia es el Santuario de Loyola, un pequeño Vaticano en España, en el pueblo del fundador de la Compañía de Jesús. Desde allí parte el Camino Ignaciano, que llega hasta Manresa, en la provincia Barcelona, un itinerario turístico y cultural, que recrea la ruta que San Ignacio de Loyola (1491-1556) recorrió en el año 1522 hasta Manresa. El camino, de aproximadamente 650 kilómetros, consta de 27 etapas y atraviesa el País Vasco, La Rioja, Navarra, Aragón y Cataluña.


Cúpula del Monasterio de Loyola

El Monasterio de Loyola, a la entrada del pueblo, casi obliga a iniciar la visita a la localidad en este símbolo religioso. Construido entre 1689 y 1767, alrededor de la casa natal del fundador de los Jesuitas, es de estilo barroco y churrigueresco. El Papa Juan Pablo II visitó el santuario en 1982 y la Compañía de Jesús quiere que el actual sumo pontífice, Francisco, lo visite en 2021, coincidiendo casi con el quinto centenario del Camino Ignaciano, y con la conversión de su fundador al catolicismo. 

Una vez en el centro del pueblo, el edificio del ayuntamiento de Azpeitia, como otras localidades vascas, llama la atención por las cinco campanas en su torre, al tratarse de un edificio construido en 1711 que fue un monasterio de los Agustinos en sus orígenes.

No muy lejos de la casa consistorial, junto al río Urola, aparece la Casa Torre Enparan, construida en 1320, de estilo gótico con detalles barrocos, que ha servido de albergue a lo largo de su historia a personajes ilustres, como Carlos VII y que en la actualidad es sede de la biblioteca municipal.


Fachada del Ayuntamiento de Azpeitia

En el Museo Vasco del Ferrocarril, ubicado en la antigua estación de tren de la localidad, por donde pasaba la línea del Urola, incluye la exhibición de unos sesenta vehículos totalmente restaurados, desde locomotoras de vapor hasta tranvías urbanos, pasando por vagones de viajeros y mercancías, en 150 años de historia.

En el casco histórico, muy cerca de la casa consistorial, destaca también el Palacio de Antxieta y la Casa Altuna, edificios de los siglos XV y XVI, de un estilo mudéjar vasco, propio de la zona. El primero alberga en nuestros días un centro de discapacitados intelectuales.

También cerca de la Casa Consistorial se encuentra la iglesia de San Sebastián, que destaca por su retablo barroco y su portada plateresca, y que fue un centro templario hasta su transformación entre los siglos XVI y XVIII.

Y también en ese Casco Histórico se encuentra el Palacio Basozabal, el edificio más antiguo de la localidad, construido en los siglos XIV y XV.

Dejando Azpeitia por una dirección contraria al Santuario de Loyola, se encuentra la coqueta Plaza de Toros, construida en 1903, con un aforo de 4.000 personas.

Tras ese recorrido turístico por el pueblo, esperan los caseríos de los alrededores de Azpeitia para degustar los sabrosos quesos del Valle de Urola.

Por José Checa

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